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sábado, 25 de febrero de 2017

El cuaderno de aventuras

ROBERTO ALCÁZAR Y PEDRÍN

Número 156

El loro sabio

El cuaderno de aventuras tuvo en España su época gloriosa, su "edad de oro", que, dependiendo de tu generación, puede encuadrarse entre los años treinta y  los primeros cincuenta, pero de lo que no cabe duda es de que entre las hazañas de sus primeros y más famosos representantes no pueden faltar las del intrépido aventurero español y su joven y valiente compañero.
Independientemente de los múltiples defectos que la crítica no se cansó de adjudicarle, de lo tópico de muchos de sus temas y lo acartonado de sus personajes, de la falta de elementos femeninos de importancia y de tantas y tantas sombras como se han querido acumular sobre esta serie, durante más de mil números se asomó al quiosco, y en su momento alcanzó niveles de lectura que no hay muchos tebeos que pueden jactarse de igualar.
No sé si es preciso confesar que yo fui un lector entusiasta de estas aventuras, como de las de otros héroes de la misma editorial levantina (el guerrero, el espadachín, el hombre de piedra...), y todavía soy capaz de enfrascarme en uno de estos cuadernillos y seguir con pasión sus emocionantes episodios.
Y no hay más que decir. Aquí va un ejemplo palpable de todo lo que voy diciendo.







 

Grandes dibujantes españoles de tebeos

Trini Tinturé

Alicia en el país de las maravillas


La historieta española cuenta con un nutrido plantel de excelentes dibujantes, pero pocos de ellos reciben el reconocimiento público general que merecen. La labor de estudiosos, aficionados y coleccionistas va arrojando luz sobre este campo artístico y descubriendo poco a poco valores olvidados o desconocidos.
En el caso de las autoras es aún más profundo el desconocimiento. Generalmente, la mujer tenía su terreno limitado casi exclusivamente al tebeo considerado femenino: romántico, de hadas, infantil... Esto dificultaba aún más su reconocimento público; si en general el tebeo se consideraba un producto de usar y tirar, el tebeo femenino era todavía menos apreciado, y pocos coleccionistas se preocuparon de preservar estos materiales, por lo que hoy día es muy difícil el acceso y consulta de aquellas colecciones destinadas al público femenino.
La autora de la que trato hoy, Trinidad Tinturé Navarro, es una de las más destacadas dibujantes y creadoras españolas. Comenzó a publicar sus historietas muy joven en colecciones de tebeos "de hadas", y como muchos otros dibujantes, trabajó para el extranjero, especialmente el Reino Unido (para más información sobre esta autora puede visitarse su ficha en el Gran Catálogo de Tebeosfera).
Como muestra del trabajo de Trini Tinturé no he querido buscar sus personajes o series más representativos, como el Hada Violeta o Emma, y he preferido presentar una adaptación de los relatos de Lewis Carroll en historieta publicados en la colección Joyas Literarias Juveniles de Editorial Bruguera en 1975. Existen cientos, quizá miles de adaptaciones de las historias de Alicia, algunas de gran calidad. Trini Tinturé recoge en la suya, con guión de José Antonio Vidal Sales, las dos partes de la obra de Carroll. Normalmente no soy muy aficionado a leer adaptaciones en historieta, prefiriendo los relatos originales, pero puedo afirmar que en este caso el resultado se lee con agrado. Así empieza:








 Aquí daba comienzo, sin solución de continuidad, la segunda parte, A través del espejo.










 

jueves, 23 de febrero de 2017

Los ilustradores de Editorial Molino (I)

Noiquet y José María Beá

Portada e ilustraciones para 'Misterio en la casa vecina',
de Enid Blyton

La editorial Molino cuidó siempre mucho la imagen en sus ediciones, especialmente de literatura infantil y juvenil.
Además de integrar en muchas de sus traducciones ―especialmente las procedentes de las editoriales británicas― las ilustraciones originales, encargó también a dibujantes nacionales la iluminación de libros que no serían tan atractivos sin esa colaboración. Artistas como Bocquet, Blasco, Juez, Riera, Lozano Olivares, Ramírez y otros colaboraron en colecciones como Biblioteca Oro o las dedicadas a Verne, Salgari y Karl May.
Las obras de Richmal Crompton y Enid Blyton solían estar ilustradas por autores británicos ―entre mis preferidos, naturalmente, Thomas Henry y Stuart Tressilian―, pero hubo algunos libros que llevaron imágenes dibujadas por autores españoles. Uno de ellos fue The Boy Next Door, traducido al español como Misterio en la casa vecina por Ramón Margalef y publicado en 1964 con portada de Noiquet (Joan Beltrán Bofill) y ocho dibujos de José María Beà, que son los que se adjuntan.
Noiquet fue un frecuente portadista de estas colecciones de Molino. Beà, autor todoterreno entonces aún poco fogueado, ilustró un par de decenas de libros para la editorial.
Estos dibujos permiten asomarnos a un momento temprano de su carrera.