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lunes, 9 de octubre de 2017

Serafín, de La Codorniz a Zeppelin


¿Historias para no dormir?

  
Y vuelvo de nuevo a recuperar una entrada de mi extinto blog, la que allí dediqué a uno de los humoristas y dibujantes más personales del panorama español de la historieta y el humor gráfico, Serafín. En este caso no puedo dejar los textos para el final, ya que su función era más bien la de presentar las obras incluidas. Aquí van, pues, tal como en su día los escribí.

Serafín Rojo Caamaño, Serafín, es uno de esos humoristas que son un género en sí mismos, irrepetibles e inimitables, que no crean escuela porque es imposible que la creen, dueños de un mundo propio, cerrado y singular que desarrollan sin depender más que de sí mismos aunque estén condicionados por las cláusulas de un contrato, coartados por cortapisas editoriales o maniatados por la censura. No son tan escasos como podría parecer, tan sólo en España puede el lector pensar en cualquier estilo y le vendrán a la memoria ejemplos: Junceda, Castelao, Opisso, Xaudaró, Benejam… sin salir de la época clásica, y la lista no termina ahí: Gila, Mingote, Karpa, Sanchís, Mena, Coll, Vázquez, Conti, Figueras, Jan, Peñarroya, Palop, Nieto, Peridis, Forges…
No hablo ahora de calidad o de destreza artística, me refiero a ese algo que hace que algunos artistas se acaben en ellos mismos, que su obra se complete con la producción del autor, sin posibilidad de continuador. Y Serafín es sin la menor duda un claro ejemplo.
Desde los lejanos años en que Doña Paca Cotilla vigilaba a sus vecinos en Trampolín y Doña Tere, Don Panchito y su hijo Teresito alborotaban las páginas de Jaimito mientras las marquesas, los toreros, los pisaverdes y los estraperlistas se exhibían en La Codorniz hasta sus obras finales allá por los setenta, de desatado humor negro o de irredenta furia libertaria, pasando por su versión gráfica de Tip y Coll para Jaimito, el lector reconocía una imagen dibujada por Serafín sin necesidad de ver la firma.
Para la revista literaria Historias Para No Dormir, nacida al calor del éxito de la serie televisiva de Narciso Ibáñez Serrador, Serafín dibujó una serie de páginas, las “Hojas del álbum necrógrafo del Marqués de Serafín”, rebosantes de humor negro. Aquí van unas muestras:




   

Y cuando en 1973 la editorial Buru Lan decidió lanzar una revista de comics de calidad, Zeppelin, a imitación de la italiana Alter Linus, en su primer número apareció un relato breve titulado Madrid (Serafín había nacido en la capital de España, aunque su gran producción para Editorial Valenciana hace que se le considere uno de los representantes del tebeo levantino), “que realizó Serafín por una apuesta y en la que campea su peculiar veta humorística a lo largo de la narración”, según consta en el texto de presentación que acompañó la historieta.
Pienso que merece la pena revisar este pequeño divertimento de un autor único en su género, abundante en sal gruesa, anatomía femenina mostrada en abundancia, por mor del recién adquirido destape propio de aquellos convulsos tiempos, y su desarrollada habilidad para el diálogo chulapo y barriobajero, lleno de deslumbrantes inventos sonoros y destellos de actualidad.









[Publicado originalmente el 15 de julio de 2010 en La Burbuja de Alejandro]

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